Un descontento creciente parece extenderse en la Argentina preelectoral

Un descontento creciente parece extenderse en la Argentina preelectoral.

Dos recientes encuestas, la de la Universidad de San Andrés y la de la Universidad Di Tella, reflejan un escenario complejo para el gobierno de Javier Milei, marcado por un notable desgaste en el grado de confianza pública.

Según la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública (ESPOP) de la Universidad de San Andrés, la desaprobación del gobierno subió hasta un 58%, mientras que la aprobación cayó al 39%.

La imagen personal de Milei, aunque aún positiva con un 37%, es superada ligeramente por Patricia Bullrich (38%), quien encabeza el ranking de dirigentes con mejor imagen.

En este contexto, la oposición liderada por Axel Kicillof (32%) y Cristina Fernández de Kirchner (28%) mantiene un peso significativo en la percepción ciudadana.

Además, la filtración de audios vinculados a presuntas corrupciones alcanzó un alto grado de conocimiento popular (80%), y un 60% de los consultados considera que hubo corrupción y cobro de sobornos, lo que alimenta la desconfianza generalizada.

La mitad de los argentinos percibe que la situación del país y su situación personal han empeorado respecto al año pasado, lo que se traduce en un clima de incertidumbre y malestar social.

Si revisamos el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) publicado por la Universidad Di Tella en septiembre, la confianza sufrió una caída del 8,2% respecto al mes anterior y un retroceso del 10% en comparación con septiembre de 2024.

Esta medición es 31,9% inferior al nivel registrado en 2017, durante la administración de Mauricio Macri, aunque conserva un margen superior al observado en 2021 bajo Alberto Fernández.

El deterioro se observa de forma transversal en todos los componentes medidos: honestidad de funcionarios (-3,7%), capacidad para resolver problemas (-3,1%), eficiencia en el gasto público (-11,2%), evaluación general del gobierno (-11,5%) y preocupación por el interés general (-15,1%).

Los datos también indican una brecha demográfica en la confianza, con mayor optimismo entre hombres, jóvenes, residentes del interior del país y quienes creen en una mejora económica futura.

En conjunto, ambas encuestas coinciden en que el gobierno de Milei enfrenta un desafío central: revertir la pérdida de confianza que impacta no solo en su imagen pública, sino también en la percepción sobre la gestión y la capacidad para encaminar soluciones efectivas en un contexto social y económico con amplias dificultades.