Que el miedo a lo peor no venza el deseo de lo mejor

No es un discurso nuevo. Recordemos que hablamos de eso el 1 de mayo en esta columna.

Por entonces, los voceros fueron Aníbal Fernández y Axel Kicillof.

Casi a coro dijeron que si gana la oposición en la Argentina habrá muertos, correrá sangre, todos seremos víctimas de una nueva tragedia.

Volvió Kicillof con ese discurso durante el lanzamiento de campaña de Julio Alak a la intendencia de La Plata.

“La derecha está dispuesta a asesinar gente. Cuando vemos cómo discuten entre ellos, vemos que la derecha tiene muchos candidatos pero un solo proyecto, el proyecto del ajuste. Y si para llevar adelante el ajuste tienen que ir a reprimir, o a asesinar, o a violar los derechos humanos, están dispuestos a hacerlo”.

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En el coro está vez también estuvo el reelegido por octava vez gobernador de Formosa, Gildo Insfrán.

“Hace cuatro años tuvimos del 2015 al 2019, un gobierno que es lo mismo que nos están ofreciendo ahora con distintos ropajes, pero es la misma ideología. Esta ideología viene con mayor crueldad, porque todo lo que ellos dicen, si quieren aplicar en el pueblo argentino, va a ser con derramamiento de sangre, porque es insostenible”.

¿En verdad creen que con ese discurso del miedo van a ganar votos?

¿Quién puede querer un baño de sangre?

Es horrible sólo mencionarlo.

Para peor, se escucha de boca de personajes que, se supone, deberían contribuir con su mensaje para que la sociedad se sienta un poquito mejor.

¿Cuál es la lógica que aplican?

“Vótennos a nosotros, no importa que la pobreza y la inflación no parecen de crecer. Somos los garantes de la paz social”.

Ojalá lo sean. Pero deberían repensar la estrategia que no hace más que sumar angustia a una sociedad ya agobiada por la realidad.

Como ya dijimos en mayo, sintámonos libres de votar, que no nos asusten.

Tenemos el arma más poderosa: el voto.

Le tomo y adapto una frase del novelista italiano Elio Vittorini.

No dejemos que nuestro miedo a lo peor sea más fuerte que nuestro deseo de lo mejor.