Marzo nunca estuvo cerca

Ayer marcábamos que, desde una lectura de sentido común, eran imprudentes las expresiones del ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, cuando les dijo indirectamente a los gobernadores que si es rechazado alguno de los artículos de la ley ómnibus “todas las partidas provinciales que se recortarán inmediatamente”.

Anoche mismo trascendió que el propio presidente Javier Milei había dicho en una reunión de gabinete en alusión a los gobernadores: “Los voy a dejar sin un peso”.

Primer paréntesis: la filtración de estos dichos le costó el puesto al ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, a quien acusaron de ser el “garganta profunda” que contaba a los periodistas detalles de esos encuentros.

Lo curioso es que nadie desmintió los dichos, sino que se la agarraron con el supuesto filtrador.

Segundo paréntesis: tal vez lo de la filtración fue una excusa, porque hay internas muy profundas en el gabinete. Nadie puede tapar el sol con un dedo.

Pero volvamos al eje de esta situación, un gobierno que dialoga y golpea al mismo tiempo.

¿Acaso Milei no desea pasar por el Congreso e ir directamente por decretos y, de paso, convertir a los gobernadores en chivos expiatorios de la profundización de la crisis.

Los gobernadores no peronistas ya han exteriorizado su vocación de colaborar, pero tampoco están dispuestos a ser los culpables directos.

Si estuviese Salva Distéfano, tal vez se preguntaría si, esta vez, el gobierno quiere la ley.

Como fuere, los tiempos avanzan sin ley y con el DNU trabado en varias de sus parts por la Justicia.

Se viene marzo, cuando el gobierno esperaba mostrar señales de que el deterioro se detuvo y está la famosa luz al final del túnel.