Protesta nacional
10/04/2025 | 13:07
Redacción Cadena 3
Sergio Suppo
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La CGT para un día, pero no logra cambiar nada
¿Para qué sirve este paro? A la CGT no le servirá para nada. Los paros, en su esencia, deben reflejar un descontento social que, en muchos casos, tiene legitimidad. Sin embargo, hoy, el Gobierno no espera a la CGT para dialogar.
¿Acaso la CGT conseguirá una mesa de negociación con el Gobierno? No. ¿El Gobierno reconsiderará alguna política económica o social a raíz de este reclamo? Para nada.
En lugar de eso, el Gobierno se enfoca en reafirmar su agenda de ajuste y recorte del gasto público, especialmente ahora que cuenta con los fondos del Fondo Monetario Internacional.
Esta situación marca el inicio de una nueva etapa de ajuste, que no se verá influenciada por el descontento de la CGT. En términos políticos, el efecto del paro es nulo.
Es importante recordar que la CGT de hoy representa mucho menos en términos políticos y gremiales que la que hizo 13 paros a Raúl Alfonsín. Y es aún menos influyente que la CGT que fue un factor de poder en la lucha interna del peronismo en los años '70.
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/Fin Código Embebido/Por ejemplo, esa CGT le hizo un paro a Isabel Perón para que echara a José López Rega. La CGT de Alfonsín, que se oponía al gobierno radical, tenía una representación política significativa y ocupaba un lugar central en la estrategia del peronismo. En contraste, la CGT actual carece de esa misma capacidad de representación.
La Argentina de los años '80 y '90, aunque no ideal, contaba con un mayor número de trabajadores registrados y sindicalizados bajo los convenios de la CGT.
Fue con la crisis de 2001 y el derrocamiento de Fernando de la Rúa que surgió un movimiento que Néstor Kirchner convertiría en un arma política: el movimiento piquetero. Este movimiento representa a los trabajadores informales, a los desempleados y a quienes sobreviven de changas.
Pero, en 25 años, este movimiento también perdió representatividad, a pesar del aumento de trabajadores informales. Hoy, incluso los choferes de Uber y los repartidores de aplicaciones como Rappi forman parte de este sector informal, que sigue creciendo en la Argentina.
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/Fin Código Embebido/Los gremios están cada vez más alejados de tener un nivel de representación en esta economía informal, que no solo no disminuye, sino que se expande.
La CGT, por lo tanto, representa cada vez menos y su peso político dentro del peronismo también se reduce. En el pasado, los dirigentes políticos del peronismo dependían de los fondos de las obras sociales para hacer política.
Sin embargo, Néstor Kirchner mostró su interés por generar sus propios recursos para hacer política, lo que explica las sospechas de corrupción que lo rodean, así como a figuras como Carlos Menem.
Este cambio estructural es fundamental para entender que, aunque la CGT aún tiene la capacidad de paralizar algunos aspectos del funcionamiento del país por un día, no tiene poder para transformar la realidad política, económica y social en el largo plazo. Pueden detener el país por un día, pero el resto del tiempo su influencia es mínima.
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