Llaryora inaugura las sesiones.

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El discurso de Llaryora: la vieja pelea con la Nación, pero con otro presidente

03/02/2025 | 12:15

 

Redacción Cadena 3

Sergio Suppo

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El discurso de Llaryora: la vieja pelea con la Nación, pero con otro presidente

Sábado a la noche, Deán Funes. Discurso de inauguración de las sesiones ordinarias de la Legislatura de Córdoba, a cargo del gobernador Martín Llaryora, un acto que se renueva  y en donde habitualmente el gobernador rinde cuentas y expone los objetivos del gobierno provincial ante los legisladores de Córdoba. 

Fue la primera vez que la Legislatura dejó su recinto habitual en la capital provincial y se trasladó al interior para esta ceremonia.

En su discurso, Llaryora destacó el modelo de gestión de Córdoba, afirmando: “Logramos el año pasado un superávit de 1.2% sin restringir servicios, priorizando el crecimiento en infraestructura”. Además, enfatizó que este resultado se obtuvo gracias a “una reducción integral del gasto” y no por “obra de magia”.

El gobernador también hizo hincapié en la diferencia entre el gobierno provincial y el nacional, señalando que “el gobierno nacional optó por desentenderse de sus obligaciones” en áreas como jubilaciones, salud y transporte. Llaryora pidió a los legisladores nacionales que “vayan a Buenos Aires, más allá de los partidos, y peleen por la plata de los jubilados”.

¿Qué tiene de nuevo y qué de viejo el discurso del gobernador? De viejo, mantiene la tradición de los gobernadores de Córdoba de diferenciarse del gobierno nacional. 

Llaryora repitió lo que en otras épocas hicieron gobernadores como Angeloz, De la Sota y Schiaretti: la idea de que Córdoba es diferente y que, por lo tanto, siempre existe un conflicto —explícito o latente— con la Nación, sin importar quién sea el presidente. En este caso, Llaryora renovó ese planteo frente a un presidente disruptivo como Javier Milei.

Lo nuevo es el cambio de contexto. Durante más de 20 años, los gobiernos de De la Sota, Schiaretti y ahora Llaryora convivieron con el kirchnerismo, salvo durante los cuatro años de Mauricio Macri. En esos períodos, los gobernadores peronistas de Córdoba se diferenciaban del kirchnerismo y capitalizaban electoralmente esa distancia. Es decir, los gobiernos peronistas de Córdoba no eran kirchneristas y se encargaban de dejarlo en evidencia.

Hoy, la situación es diferente. Llaryora ya no es opositor al kirchnerismo, sino a Milei. En su discurso en Deán Funes, dejó claro su intento de diferenciarse significativamente del presidente. Por ejemplo, cuando afirmó: "El gobierno nacional optó por desentenderse de sus obligaciones", refiriéndose a temas como jubilaciones, salud, transporte y obras públicas en Córdoba. Luego, agregó: "Por primera vez, no hubo ni un solo peso de la Nación para nuestros jubilados, los de la Caja Provincial. Por eso les pido a nuestros legisladores nacionales que vayan a Buenos Aires, más allá de los partidos, y peleen por el dinero de los jubilados."

¿Está diciendo algo nuevo? La disputa entre Córdoba y la Nación por los fondos jubilatorios se arrastra desde principios de la década del 90, cuando Angeloz se enfrentó con Domingo Cavallo, ministro de Economía en ese entonces. En esa época, Cavallo tenía como candidato a diputado a un tal Juan Schiaretti. Luego vinieron los juicios de De la Sota y Schiaretti contra la Nación por esos fondos, planteados ante la Corte Suprema.

Milei había advertido que cortaría el financiamiento a las provincias y que dejaría de hacer obra pública. Lo avisó y, aun así, ganó las elecciones. Por supuesto, Llaryora tiene derecho a quejarse, pero no a sorprenderse ahora. Es comprensible que, en un discurso, algunas precisiones puedan fallar, pero se sabía que todas las provincias, incluida Córdoba, atravesarían un período de ajuste. De hecho, en el mismo discurso, Llaryora afirmó: "Hemos hecho un ajuste aún más fuerte que el de la Nación porque sabíamos lo que venía."

Y, en otro momento, anunció planes de desarrollo y obras públicas, reivindicando la inversión estatal en infraestructura como motor del crecimiento en Córdoba, en contraste con la postura de Milei, quien sostiene que las obras públicas deben ser ejecutadas por el sector privado y financiadas mediante sistemas como el peaje en el caso de las rutas.

Esta es, por lo tanto, una diferencia clara entre ambos modelos de gestión. Sin embargo, surge una pregunta: ¿era fácil para los gobiernos peronistas de Córdoba diferenciarse del kirchnerismo? ¿Le será igual de sencillo a Llaryora marcar distancia de Milei, considerando la popularidad que el presidente tiene en Córdoba?

Por ejemplo, esa misma popularidad ha llevado a Luis Juez, dirigente opositor, a mostrarse cercano a Milei. Esto se vuelve relevante en un año electoral, ya que Llaryora pronunció su discurso ante la Legislatura en un contexto de campaña.

Lo que cambia es el escenario, pero el discurso se mantiene. Hay elementos nuevos y elementos viejos. Lo novedoso es que el peronismo cordobés ya no enfrenta al kirchnerismo, sino a una nueva fuerza política con un perfil distinto. Durante años, el kirchnerismo tuvo una fuerte oposición en Córdoba, tanto desde el peronismo provincial como desde partidos como el PRO, la UCR y el Frente Cívico. Ahora, el desafío es otro. No se trata de que sea mejor o peor, simplemente es diferente.

Veremos cómo se desarrolla este enfrentamiento a lo largo del año.

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