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18/07/2025 | 13:23
Redacción Cadena 3
Sergio Suppo
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Cierre de listas en Buenos Aires: cambios y fragmentaciones en el peronismo
A medianoche de mañana sábado, cuando el reloj marque el inicio del domingo, la provincia de Buenos Aires cerrará sus listas electorales para los comicios del 7 de septiembre. Como es tradición, las definiciones llegan a último momento, con negociaciones frenéticas que dibujan, a trazos gruesos, lo que parece ser el primer esbozo de un nuevo sistema político argentino.
Sin embargo, este cambio estructural se teje con las mismas prácticas de siempre: internas, fragmentaciones y acuerdos de conveniencia que reflejan tanto la crisis como la resiliencia de los actores políticos. En este escenario, la provincia más poblada del país, que concentra el 38% del padrón electoral nacional, se convierte en el laboratorio donde se anticipa el futuro político de Argentina.
El peronismo, históricamente dominante en Buenos Aires, atraviesa un momento de fragmentación interna que lo obliga a una unidad forzada bajo el sello de Fuerza Patria. La ruptura entre Cristina Kirchner, ahora en prisión domiciliaria, y Axel Kicillof es un secreto a voces. A este divorcio se suma Sergio Massa, quien, sin espacio para repetir su aventura del Frente Renovador, se alinea más cerca del cristinismo que del gobernador. La lapicera, que antes estaba en manos de Cristina, ahora parece pasar a Kicillof, quien emerge como el principal armador de las listas. Sin embargo, la convivencia entre estos sectores es tensa, como un matrimonio que comparte techo por necesidad más que por voluntad.
La Tercera Sección Electoral, el corazón del peronismo que abarca el sur y oeste del conurbano bonaerense, es el epicentro de esta disputa. Con Cristina fuera de la carrera por su condena, nombres como Verónica Magario, vicegobernadora y exintendenta de La Matanza, o Mayra Mendoza, referente de La Cámpora en Quilmes, suenan para encabezar la lista de diputados.
Esta sección, con 5,1 millones de votantes y 18 bancas en juego, es clave para el peronismo, que históricamente arrasó allí. Sin embargo, la falta de renovación en los nombres y la persistencia de las mismas figuras generan dudas sobre la capacidad del espacio para movilizar a un electorado desencantado.
En la Primera Sección, que incluye el norte del conurbano, el peronismo apuesta por figuras como Federico Achával, intendente de Pilar, para competir en un terreno donde suele ganar por márgenes ajustados o ceder ante la oposición. Las internas no se limitan a las secciones electorales: en municipios como Avellaneda, la puja entre el intendente Jorge Ferraresi y La Cámpora es feroz, reflejando un peronismo que, aunque unido en el papel, está lejos de la cohesión.
Del otro lado de la grieta, La Libertad Avanza (LLA) consolida su ascenso absorbiendo gran parte del PRO. La alianza entre libertarios y macristas, sellada bajo el liderazgo de Karina Milei y negociadores como Sebastián Pareja y Cristian Ritondo, no es una fusión de iguales: el PRO cede su identidad, adoptando el color violeta y la estética de LLA.
Figuras como Guillermo Montenegro, intendente de Mar del Plata, y Diego Valenzuela, de Tres de Febrero, se suman al frente libertario, pero no sin tensiones. Algunos intendentes del PRO, como Pablo Petrecca o Javier Martínez, resisten esta absorción y podrían explorar otras alternativas.
En medio de estos dos polos surge una tercera vía, Somos Buenos Aires, que busca capitalizar a los desencantados de ambos lados. Este frente, liderado por figuras como Juan Schiaretti, Facundo Manes, Emilio Monzó y peronistas disidentes como Fernando Gray y Julio Zamora, reúne a radicales, la Coalición Cívica, el GEN y sectores no kirchneristas. Aunque su heterogeneidad es su fortaleza, también es su talón de Aquiles: sin una figura unificadora ni la estructura de los grandes frentes, corre desde atrás en una elección que parece polarizarse entre el peronismo y los libertarios.
El cierre de listas en Buenos Aires no solo define candidaturas, sino que anticipa el rumbo del sistema político argentino. La fragmentación del peronismo, la absorción del PRO por LLA y el surgimiento de una tercera vía reflejan un país en transición, donde los viejos esquemas se desmoronan, pero las prácticas políticas siguen marcadas por la rosca y la improvisación.
El 7 de septiembre, los bonaerenses no solo elegirán legisladores y concejales; también darán la primera señal de si el peronismo puede resistir en su bastión o si los libertarios, envalentonados por el liderazgo de Javier Milei, lograrán dar un golpe en la provincia decisiva. Lo que se resuelva en estas horas será el primer trazo de un nuevo mapa político que, aunque incierto, promete ser determinante.
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